12.2.12

Palabras al autor.

Ella estaba loca, tenía una locura limpia y cruda que simulaba no temerle a nada. 
Que simulaba soportarlo todo. 
Digo simulaba, porque su locura no era otra cosa que la burbuja en que ella había decidido protegerse. Lo cierto
es que su la locura la protege muy mal y a ella parece no importarle demasiado. 
Tiene heridas físicas que ha hecho para aminorar o para aumentar 
el dolor de las heridas del alma. 
La conocí un Lunes y nos acostamos un Viernes y para entonces ya fue tarde.
Su desnudez asusta. Sus gritos asustan y excitan en la misma medida. Su salvajismo me hiela.
Me repito que soy afortunado. No muestra indicios de querer golpearme.
La deseo con una sensación de algo parecido a la rabia y la otredad en el pecho.

Tiene 21 años. Yo 36.

Eyaculo y ella me aferra contra sus nalgas y se viene con desesperación. Miro su culo. 
Siento su centro caliente y me vengo 2 veces más. 
Nunca me había pasado.
Estamos exhaustos y estamos vivos. Estamos en un Motel pero también estamos uno dentro del otro. Que podría no significar nada. 
Pero para mi era lo mismo que decir que estábamos lejos de todos. 

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