Hace cuanto que no estaba sola? pero no de la manera de no tener a nadie, sino, cuando no existe nada ma que el silencio y tus pensamientos. Esa soledad que deja ser tal cual.
Re-conocer y re-descubrir lo esencial. Hacer que el cuerpo tenga conciencia de lo que es, y que es el entorno, sin mayores definiciones. Mas bien, un entendimiento sensorial.
Tomo un viaje a las raíces. A estar conmigo, a expandirme y mezclarme con el viento.
Me hace cosquillas el fluir y no pensar a través de los días, tantos detalles en los que me doy cuenta que estar acá no son vacaciones, este viaje dura mas que solo unos días y esta vez estoy haciendo lo que sea, menos dejarle todo a las palabras, quienes logran convencerme de eludir mi egoísmo e inseguridad.
Son las que me tranquilizan justificando cada error que cometo, para creer que si cambio dejare de ser yo, porque mi personalidad, formas de actuar y métodos de decisión ya estaban establecidos.
Viajo para desligarme del resto, de quien uso para no afrontar el tiempo, el desarrollo y el movimiento. Viajo para encontrar el pulso de mis entrañas, para que un respiro suene mas fuerte que cualquier ola en el roquerío.
Cada vez mas cerca. Mas cerca de aclarar el cielo y crear una y otra vez nubes mas complejas. Y cuando las burbujas se elevan ya no revientan. Esta vez son mas fuertes. Entre los arboles, las flores bailan junto a las hojas, y se desprenden para tomar vuelo, como tal mariposa sale del capullo que la cobijo durante su transformación. Es así y de mil formas como la energía traspasa el tiempo.
Soy otro pétalo a través del tiempo.
Cada vez mas cerca.
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